LaSalud.mx.- El Secretario General de las Naciones Unidas advierte que, a pesar de la acción intensiva y los avances logrados contra el VIH en algunos lugares y grupos de población, la pandemia continúa expandiéndose en otros, por ese motivo ha dado un conjunto de 10 recomendaciones clave para luchar por su eliminación.
Si todos los países los siguen como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, esto pondrá fin a la pandemia como una amenaza para la salud pública en nueve años. En su nuevo informe, Superar las desigualdades y enderezar el rumbo para acabar con el Sida de aquí a 2030, António Guterres insta al mundo a abordar las desigualdades que están frenando el progreso.
“Es imprescindible romper el ciclo insostenible y cada vez más costoso de avanzar tan despacio en la lucha contra el VIH, que nunca es lo suficiente para poner fin a la pandemia. Hay que corregir el rumbo urgentemente”, dice Guterres en el informe.
La desigualdad es la razón principal de que no se cumplieran las metas mundiales fijadas para 2020, destaca y añade que ésta afecta a múltiples grupos demográficos (por motivos de género, edad, origen étnico, orientación sexual, nivel de ingresos, la condición de portador del VIH o la de migrante). Además, la desigualdad en un ámbito agrava la desigualdad en otros.
“La desigualdad a menudo está codificada en la legislación y las políticas y se traduce en prácticas discriminatorias, un acceso desigual a la atención médica y otros servicios, violencia y peores resultados en términos del VIH”, asegura el titular de la ONU.
La pandemia crece en lugar de reducirse
Los objetivos globales establecidos en la Declaración Política de la Asamblea General sobre la erradicación del sida de 2016 no se han cumplido ni de lejos, lo que ha permitido que el Sida crezca en muchas regiones y países.
Las asombrosas 1,7 millones de nuevas infecciones por el VIH que ocurrieron en 2019 son más de tres veces más altas que el objetivo que los países se habían dado para 2020 de menos de 500.000 nuevos casos. Además, las 690.000 muertes relacionadas con el Sida en 2019 superan también con creces el objetivo de 2020 de reducir las muertes a menos de medio millón al año.
“Acabar con el Sida como una amenaza para la salud pública para 2030 todavía está al alcance; muchos países están demostrando que es posible avanzar rápidamente contra el VIH cuando se adoptan estrategias basadas en pruebas y enfoques basados en los derechos humanos”, afirma la Directora Ejecutiva de ONUSIDA.
“Pero se requiere un liderazgo político audaz para desafiar y abordar las injusticias y desigualdades sociales que continúan haciendo que ciertos grupos de personas y comunidades enteras sean altamente vulnerables a la infección por el VIH”, explicó Winnie Byanyima.
El COVID-19 no es una excusa
El informe señala que el COVID-19 ha causado retrocesos adicionales. El Secretario General de las Naciones Unidas advierte que la otra pandemia que estamos viviendo en este momento, la del COVID-19 no es una excusa para no cumplir con los objetivos del Sida, sino más bien una advertencia severa para los países de que ya no pueden permitirse invertir insuficientemente en la preparación y las respuestas ante una pandemia.
Al mismo tiempo, la pandemia de COVID-19 ha subrayado los muchos beneficios indirectos de las inversiones en VIH en salud y desarrollo. La prestación de servicios liderada por la comunidad, iniciada por la respuesta al VIH, está ayudando a superar los extraordinarios impedimentos creados por COVID-19.
El conjunto de diez recomendaciones para que el mundo vuelva a encarrilarse en su atención contra el Sida incluye:
Reformar las estructuras de la desigualdad
El informe subraya que abordar los factores sociales y estructurales que perpetúan las desigualdades es clave. Destaca, por ejemplo, cómo la desigualdad de género, sustentada por normas de género nocivas, restringe el uso por parte de las mujeres del VIH de los servicios de salud sexual y reproductiva al perpetuar la violencia de género y limitar el poder de toma de decisiones, incluida la capacidad de las mujeres y las niñas de rechazar relaciones sexuales, para mantener relaciones sexuales más seguras y mitigar el riesgo del VIH.
También muestra cómo las comunidades vulnerables, marginadas y criminalizadas, como los hombres homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, las personas que consumen drogas, los trabajadores sexuales, las personas transgénero, los presos y los migrantes, también corren un mayor riesgo de infección por el VIH que el resto de la población porque no están recibiendo información esencial y servicios de tratamiento, prevención y atención del VIH.
Guterres describe cómo las comunidades de personas que viven con el VIH, están en riesgo de contraerlo, por ese motivo son la columna vertebral de la respuesta al VIH. Las iniciativas lideradas por personas que viven con el VIH, mujeres, poblaciones clave, jóvenes y otras comunidades afectadas han identificado y abordado las principales desigualdades y brechas en los servicios, han defendido los derechos de sus electores y han ampliado el alcance, la escala y la calidad de los servicios de salud.
En el informe, Guterres aplaude la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026 adoptada recientemente por ONUSIDA: Poner fin a las desigualdades, acabar con el Sida.
Lecciones aprendidas
“Las lecciones de los países, ciudades y comunidades que aceleraron con éxito sus respuestas al VIH durante los últimos cinco años son el núcleo de la Estrategia Mundial Contra el Sida 2021-2026” de esta agencia de la ONU, según el máximo responsable de la Organización.
“La comunidad mundial del Sida y ONUSIDA han utilizado una lente de desigualdad para desarrollar la Estrategia, con nuevos objetivos que son ambiciosos, granulares y diseñados para llegar primero a los más rezagados”, indicó.
El informe llega 25 años después de la creación de ONUSIDA y describe cómo precisamente el COVID-19 ha puesto de manifiesto las desigualdades sociales y las debilidades del sistema de salud.
El Secretario General observa que el mundo debería aprovechar la experiencia de la respuesta a la pandemia del Sida para fortalecer los sistemas de salud en todo el mundo y mejorar la preparación para una pandemia.
También pide una mayor solidaridad mundial para cerrar la brecha de recursos dedicados al VIH y aumentar las inversiones anuales en los países de ingresos bajos y medianos a 29.000 millones de dólares para 2025.
Diez recomendaciones
Recomendación 1
Se insta a los Estados Miembros a tomar las siguientes medidas para reducir y eliminar las graves desigualdades interseccionales que impiden erradicar el Sida:
370. Comprometerse a cumplir todas las metas fijadas para 2025 referidas a las desigualdades y reducir los nuevos casos de infección por el VIH a menos de 370.000 anuales y las muertes anuales relacionadas con el sida a menos de 250.000 de aquí a 2025
371. Adoptar sistemas de seguimiento y evaluación epidemiológicos, conductuales y programáticos que proporcionen información detallada para atender a las poblaciones rezagadas
372. Introducir marcos de política y programáticos que protejan los derechos de las personas que viven con el VIH,
corren el riesgo de contraerlo o se ven afectadas por el virus a lo largo de la vida en el ámbito de la salud, la educación, el lugar de trabajo, la vivienda, el sistema jurídico y judicial, las situaciones de emergencia humanitaria y el entorno comunitario y familiar
373. Priorizar la financiación y las actuaciones dirigidas a implementar a gran escala las soluciones innovadoras de eficacia probada para tener repercusión, basada en los mejores conocimientos científicos y técnicos disponibles, así como en la investigación y desarrollo de los métodos más eficaces para prevenir y tratar el VIH, incluida una vacuna contra el virus y una cura funcional para este
Recomendación 2
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para priorizar la prevención del VIH y asegurarse de que el 95 % de las personas expuestas al riesgo de infección por el VIH puedan acceder y acogerse a distintos programas combinados de prevención adecuados, priorizados, centrados en las personas y eficaces de aquí a 2025:
1. a) Asumir un mayor liderazgo en el ámbito nacional y destinar más recursos internos para apoyar los programas combinados de prevención del VIH de eficacia probada, como la promoción y distribución de preservativos, la profilaxis previa a la exposición, la circuncisión masculina médica con carácter voluntario, la reducción del daño, la creación de entornos jurídicos y de políticas favorables y la educación sexual integral
2. b) Atender las diversas necesidades en materia de prevención del VIH de las poblaciones clave, incluidos trabajadores sexuales, hombres gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, consumidores de drogas intravenosas, personas transgénero, personas en prisión y otros entornos cerrados y todas las personas que viven con el VIH
3. c) Prestar servicios integrados para prevenir el VIH y los embarazos no planeados en las adolescentes y las mujeres, incluidas medidas de empoderamiento económico y protección y promoción de su salud y sus derechos sexuales y reproductivos, e intervenciones que transformen las normas de género que perpetúan la desigualdad
4. d) Reforzar el papel del sector educativo como vía de acceso a la prevención, la detección y el tratamiento del VIH, y acabar con la estigmatización y la discriminación, además de abordar los factores sociales y estructurales que perpetúan la desigualdad y aumentan el riesgo de contraer el VIH
5. e) Facilitar el acceso a una educación sexual integral de calidad que responda a las cuestiones de género y se adapte en función de la edad del alumno, tanto dentro como fuera del aula, además de abordar la realidad a la que se enfrentan adolescentes y jóvenes muy diversos
6. f) Eliminar la obligación de obtener el consentimiento del progenitor o el cónyuge para acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva y los de prevención, detección y tratamiento del VIH
Recomendación 3
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para subsanar las deficiencias en la detección, tratamiento y supresión del VIH que limitan la eficacia de la respuesta al virus y cumplir, de aquí a 2025, las metas 9595-95 relativas a la detección y el tratamiento en todas las subpoblaciones, grupos de edad y entornos geográficos, incluidos los niños que viven con el VIH:
1. a) Formular estrategias diferenciadas de detección del VIH que utilicen varios métodos y tecnologías eficaces, incluidas las pruebas de autodiagnóstico, y tratar rápidamente a los pacientes diagnosticados por primera vez
2. b) Utilizar modelos diferenciados para prestar los servicios de detección y tratamiento del virus, como son los servicios organizados y prestados en la comunidad que permiten superar problemas como los planteados por la pandemia de COVID-19 tratando a las personas que más lo necesitan allá donde se encuentren
3. c) Garantizar un acceso equitativo y fiable a medicamentos, artículos médicos esenciales y tecnologías asequibles y de alta calidad acelerando su desarrollo y entrada en el mercado, reduciendo los costos, reforzando el desarrollo, la fabricación y la distribución a nivel local, por ejemplo, coordinando las normas comerciales y los objetivos de salud pública en un marco de derechos humanos, y también fomentando el desarrollo de los mercados regionales
4. d) Ampliar el acceso a las tecnologías más modernas para prevenir, detectar, diagnosticar y tratar la tuberculosis, y se aseguren de que el 90 % de las personas que viven con el VIH reciben tratamiento para prevenir la tuberculosis de aquí a 2025
Recomendación 4
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para erradicar la transmisión vertical del VIH y acabar con el Sida en los pacientes pediátricos:
1. a) Determinar y subsanar las carencias en los distintos servicios disponibles para prevenir la infección por el VIH en embarazadas y madres lactantes, diagnosticar y tratar a aquellas que viven con el VIH y prevenir la transmisión materno infantil del VIH
2. b) Asegurarse de que, de aquí a 2025, el 95 % de las embarazadas se haya hecho la prueba del VIH, la sífilis y la hepatitis B; que el 95 % de las embarazadas y las madres lactantes en entornos con una elevada carga de VIH se someten a una segunda prueba en una etapa avanzada del embarazo y después del parto; y que todas las embarazadas y madres lactantes que viven con el VIH reciben tratamiento antirretrovírico de por vida y el 95 % de ellas suprimen la carga viral antes de dar a luz
3. c) Practicar pruebas, de aquí a 2025, al 95 % de los niños expuestos al VIH antes de los dos meses de vida y una vez dejen
de alimentarse con leche materna, y asegurarse de que los niños que viven con el VIH reciban el tratamiento y las fórmulas más adecuadas a sus necesidades;
4. d) Diagnosticar a los niños mayores y proporcionar a los adolescentes que viven con el VIH el tratamiento, los cuidados y la protección social que han demostrado mejorar los resultados en términos de salud durante la época de crecimiento y el paso de la juventud a la edad adulta.
Recomendación 5
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para colocar la igualdad de género y los derechos humanos de mujeres y niñas en toda su diversidad en el centro de las iniciativas para mitigar el riesgo y el impacto del VIH:
1. a) Hacer valer el derecho a la educación de las niñas y las jóvenes, empoderar económicamente a las mujeres ofreciéndoles formación práctica y oportunidades de empleo, ampliar las intervenciones en materia de protección social destinadas a niñas y mujeres jóvenes, e implicar a hombres y niños en sus renovados esfuerzos para luchar contra unas normas de género socioculturales que perpetúan la desigualdad y acabar con la masculinidad tóxica
2. b) Prestar servicios adaptados para prevenir la violencia sexual y de género, como son las intervenciones para responder a las múltiples formas interseccionales de discriminación y violencia que se ejercen contra las mujeres que viven con el VIH, las indígenas, las que tienen una discapacidad, las transgénero, las trabajadoras sexuales y las migrantes y otras poblaciones marginadas
3. c) Asegurarse de que, de aquí a 2025, el 95 % de las mujeres en edad de procrear reciben los servicios para el VIH y de salud sexual y reproductiva que necesitan
4. d) Reducir a menos del 10 % el porcentaje de mujeres, niñas, personas que viven con el VIH y poblaciones clave que sufren la desigualdad y la violencia de género de aquí a 2025
Recomendación 6
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para aplicar el principio de la “mayor participación de las personas que viven con el VIH/Sida” y empoderar a las comunidades de personas que viven con el VIH, las mujeres, los adolescentes y los jóvenes y las poblaciones clave para que puedan participar de forma decisiva en la respuesta al VIH:
1. a) Tener en cuenta a sus redes mundiales, regionales, nacionales y subnacionales en la toma de decisiones y brindarles el apoyo técnico y financiero necesario
2. b) Revisar, aprobar y aplicar leyes y políticas para financiar de forma sostenible la prestación de servicios para el VIH centrados en las personas y gestionados por las comunidades, entre otras cosas por medio de contratos sociales y otros mecanismos de financiación pública
3. c) Apoyar la vigilancia y la investigación a nivel comunitario y utilizar los datos generados por estas para adaptar las respuestas con miras a proteger los derechos y atender las necesidades de las personas que viven con el VIH y otras poblaciones clave
4. d) Aumentar considerablemente el porcentaje de servicios para el VIH que prestan las organizaciones comunitarias y dirigidas por poblaciones clave o mujeres, y asegurarse de que las organizaciones comunitarias prestan el 30 % de los servicios de detección y tratamiento de aquí a 2025
Recomendación 7
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para respetar, proteger y hacer valer los derechos humanos de las personas que viven con el VIH, en riesgo de contraerlo y afectadas por el virus, y garantizar, de aquí a 2025, que menos del 10 % de las personas que viven con el VIH y de las poblaciones clave sean estigmatizadas y discriminadas:
1. a) Revocar las leyes, políticas y prácticas punitivas y discriminatorias que impiden responder eficazmente al VIH (incluidas aquellas que criminalizan el trabajo sexual, la identidad de género, la orientación sexual, el consumo de drogas, las relaciones consensuadas entre personas del mismo sexo, la exposición al VIH, el ocultamiento de la condición de portador del virus o su transmisión, o las que imponen pruebas obligatorias y restricciones para viajar relacionadas con el VIH) a fin de asegurar que, de aquí a 2025, menos del 10 % de los países se caracterice por entornos jurídicos y de política que deniegan o limitan el acceso a los servicios
2. b) Adoptar y aplicar leyes, políticas y prácticas que garanticen el derecho a la salud, la educación, las ayudas a la alimentación y la nutrición, la vivienda, el empleo y la protección social, e impedir que se apliquen leyes penales y generales que discriminen a las personas que viven con el VIH y las poblaciones clave
3. c) Aumentar la inversión en elementos que favorezcan el desarrollo social en los países de ingreso bajo y mediano hasta alcanzar los 3.100 millones de dólares en 2025 e intervenir lo antes posible para poner fin a la estigmatización y la discriminación
4. d) Exigir cuentas de las violaciones de derechos humanos relacionadas con el VIH garantizando el acceso a la justicia de las personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus y las poblaciones clave mediante la puesta en marcha de programas de conocimientos básicos de derecho, un mayor acceso a la asistencia y la representación letradas y el aumento de la capacitación para sensibilizar a los trabajadores sanitarios y otros garantes de derechos
Recomendación 8
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para impulsar la solidaridad internacional para subsanar las carencias de recursos en la respuesta al VIH y aumentar la inversión anual en el VIH en los países de ingreso bajo y mediano hasta alcanzar los 29.000 millones de dólares de aquí a 2025:
1. a) Movilizar otros recursos internos para invertir en el VIH empleando una amplia gama de mecanismos, como las alianzas público-privadas, la cancelación y reestructuración de la deuda y la integración gradual de la respuesta al VIH en los sistemas nacionales de financiación para la salud, la protección social y la respuesta en casos de emergencia o de pandemia
2. b) Complementar los recursos internos aumentando la cooperación triangular, Sur-Sur y Norte-Sur y renovando los compromisos de los donantes bilaterales
y multilaterales (como el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria) para financiar las necesidades de recursos restantes, sobre todo para responder al VIH en países con una capacidad fiscal limitada, prestando la debida atención a la financiación de los servicios destinados a las poblaciones clave y las respuestas dirigidas por las comunidades
Recomendación 9
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para avanzar rápidamente en pos de la cobertura sanitaria universal y afianzar los sistemas de atención primaria de salud, reconstruir mejor y de manera más justa después de la COVID-19 y las crisis humanitarias, y mejorar la seguridad sanitaria y la preparación de cara a futuras pandemias en todo el mundo:
1. a) Invertir en sistemas sanitarios y sociales públicos que sean robustos, resilientes y equitativos y presten al 90 % de las personas que viven con el VIH o en riesgo de contraerlo servicios integrados, centrados en las personas y adaptados al contexto para tratar el VIH y otras enfermedades transmisibles y no transmisibles, la salud sexual y la violencia de género, la salud mental y la dependencia del alcohol y las drogas, así como otros servicios que necesiten para conservar la salud en general y su bienestar de aquí a 2025
2. b) Servirse de la experiencia, los conocimientos especializados, la infraestructura y la coordinación multisectorial de las medidas contra el VIH en distintos ámbitos (como la salud, la educación, la ley y la justicia, la economía, las finanzas, el comercio, la información y la protección social), así como las medidas de desarrollo, ayuda humanitaria y consolidación de la paz
3. c) Aprovechar la resiliencia e innovación de los sistemas comunitarios durante la pandemia de COVID-19 para llegar a las comunidades afectadas y prestarles servicios de salud esenciales, como el suministro de antirretrovirales y otros medicamentos vitales para varios meses, pruebas de COVID-19 y otros servicios médicos y sociales
4 d) Aumentar la disponibilidad de los medicamentos esenciales y las tecnologías sanitarias, distribuyendo unos y otras de manera justa entre los países y en el territorio nacional por medio de mecanismos de adquisición conjunta, la concesión de licencias voluntarias, incentivos financieros y el uso pleno de las flexibilidades previstas en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio
Recomendación 10
Se insta a los Estados Miembros a que tomen las siguientes medidas para aprovechar los 25 años de experiencia, conocimientos especializados y mandatos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) para desarrollar una colaboración multisectorial y basada en derechos con múltiples interesados con miras a erradicar el Sida y garantizar la salud de todas las personas como bien público mundial:
1. a) Financiar como es debido el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida y apoyar sus esfuerzos por perfeccionar y afianzar su modelo operativo único, de manera que pueda seguir liderando las iniciativas mundiales de lucha contra el Sida y siendo un referente para la reforma de las Naciones Unidas
2. b) Informar a ONUSIDA todos los años sobre el avance de la epidemia del VIH y la respuesta al virus a nivel nacional, empleando sistemas de seguimiento robustos que permitan detectar las desigualdades existentes en la cobertura de los servicios y determinar los resultados de la respuesta al VIH, a fin de informar a la Asamblea General, el Consejo Económico y Social , y el foro político de alto nivel sobre el desarrollo sostenible
De cara al futuro, los Estados Miembros deberían valorar la conveniencia de adoptar un enfoque holístico y exhaustivo al examinar cómo se ha progresado en los compromisos adquiridos en 2021, incluido el logro de las metas mundiales acordadas para 2025, en las próximas reuniones de alto nivel que se celebren al respecto, como la reunión de alto nivel sobre cobertura sanitaria universal en 2023, que refleje la naturaleza multisectorial de las iniciativas para acabar con la pandemia del sida en 2030.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH / Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo a lograr su visión compartida de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el Sida. ONUSIDA une los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO,
OMS y el Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con socios mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de Sida para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Este y otros interesantes artículos, acompañados de reportajes, entrevistas y colaboraciones especiales con algunos de los más connotados especialistas, los podrás encontrar en nuestra Edición Especial Multimedia de LaSalud.mx “Temas Selectos de VIH 2021”.